La agricultura: cosa de humanos, ¿no?
/Durante mucho tiempo los arqueólogos no se ponían de acuerdo. ¿Nació la agricultura sólo en un lugar y se extendió a otras partes del globo? ¿O evolucionó en muchas zonas geográficas diferentes independientemente y luego se extendió?
Estudios publicados en los últimos cinco años sugieren que la segunda opción parece más probable. Según sus datos, la agricultura evolucionó de forma paralela en al menos cinco regiones del mundo. Y todo esto, en algún momento hace entre 10.000 y 12.000 años. Bueno, alrededor de 10.000 años si hablamos de agricultura llevada a cabo por los humanos. Los insectos ya llevaban cultivando millones de años cuando nosotros nos pusimos a ello.
Eso es. Hay insectos agricultores. Y no sólo una especie o dos. Ni si quiera un par de grupos. Entre 40 y 100 millones de años antes de que los humanos empezáramos a cultivar plantas, tres linajes diferentes de insectos (termitas, hormigas y escarabajos) lograron de forma independiente la habilidad de cultivar hongos. En total, nueve veces, una para las hormigas, otra para las termitas y ¡siete para los escarabajos! A día de hoy el Homo sapiens es la única especie de mamífero que cultiva cosas, pero hay alrededor de 1.800 especies de escarabajos que lo hacen, 330 de termitas y alrededor de 230 especies de hormigas agricultoras.
Si te gustan los documentales, seguro que conoces a algunas de estas hormigas: las cortadoras de hojas. Caminan por bosques tropicales en fila cargando en sus mandíbulas trozos de hojas recién cortadas y llevándolas a su hormiguero. En realidad, las hormigas no se comen las hojas, si no que las usan como sustrato para cultivar un hongo, que es lo que se alimentan (y que, de hecho, es lo único que comen sus larvas).
Es tentador pensar que la agricultura en humanos es fundamentalmente diferente a la de los insectos. Al fin y al cabo nosotros plantamos semillas, regamos, fertilizamos, quitamos malas hierbas y usamos pesticidas. Las hormigas no pueden tener comportamientos tan complejos, ¿no?
Pues resulta que, al igual que nosotros plantamos semillas de una cosecha anterior, las hormigas “siembran” los hongos que recolectan de un cultivo maduro. La hormiga reina que va a fundar una nueva colonia, toma un pedazo de hongo del huerto original y lo transporta en sus mandíbulas hasta la nueva colonia, donde lo inocula y genera un cultivo nuevo. Y, si en un nido se les muere el hongo, rápidamente van en busca de otras colonias de donde robar un pedacito para volver a sembrar su jardín. A veces, llegan a declarar la guerra a otro hormiguero y logran echar a sus habitantes para quedarse con la colonia y el cultivo ya maduro.
Al igual que nosotros regamos las plantas más o menos para controlar la humedad, o las ponemos al sol o a la sombra para regular la luz y la temperatura, las hormigas también hacen todo lo posible para mantener la temperatura y la humedad lo más constante posible. Hasta utilizan fertilizantes pero, en lugar de abono o fertilizante líquido, emplean bacterias. Estas bacterias son capaces de capturar el nitrógeno gaseoso que hay en el aire y proporcionárselo al cultivo. Cuando encuentran algo creciendo en su jardín que no es su hongo, las hormigas lo cortan y lo expulsan de la colonia, desechándolo en una especie de vertedero. Exactamente igual que nosotros cuando quitamos malas hierbas. E igualmente fascinante: también usan pesticidas. En este caso, se sirven de bacterias productoras de antibióticos contra hongos invasores y otros patógenos.
Para nosotros, los humanos, el desarrollo de la agricultura ha sido determinante para impulsar nuestro estilo de vida y para llevarnos a donde estamos hoy. De hecho sería muy difícil volver a un forma de vida que no incluyera la agricultura como parte fundamental de la misma. Del mismo modo, para los insectos, la agricultura ha tenido tanto éxito que no se conocen casos en los que se haya regresado a la vida de recolector en ninguna de las miles de especies de insectos agricultores.
Resulta curioso que todas las especies con capacidad agricultora pertenezcan a organismos sociales, es decir, que viven en colonias de más o menos individuos. Esto sugiere que el hecho de vivir en sociedad podría haber facilitado la evolución de la agricultura, dado que contar con varios miembros en una comunidad facilita la división del trabajo. En hormigas y termitas, las diferentes castas tienen diferentes papeles en la comunidad. Mientras unos miembros pueden defender el nido o cuidar de las larvas, otras pueden salir a recolectar alimento o sustrato para los jardines.
Además, igual que los humanos al desarrollar la agricultura comenzamos a acumular comida y a organizarnos en comunidades más grandes, algunas especies de hormigas agricultoras tienen colonias enormes*, de cientos, miles e incluso cientos de miles de individuos.
A estas alturas está claro que la agricultura en insectos y en humanos es sumamente parecida. Y sin embargo, no podemos pasar por alto una diferencia importante: los humanos cultivamos mayoritariamente plantas, y los insectos hongos. ¿Por qué? Dos características hacen los hongos más cultivables que las plantas. Primero, al contrario que las plantas, no necesitan luz para sobrevivir, lo que les permite vivir bajo el suelo en el nido de los insectos. Y segundo, no necesitan de polinizadores para reproducirse, así que las hormigas no dependen de otros insectos para poder propagar su cultivo.
Como para todo en la vida hay excepciones, no podemos olvidarnos de una especie de hormiga en las islas Fiji, Philidris nagasau, que cultiva seis especies de plantas. Esta insecto recolecta las semillas y las siembra en el tronco de otros árboles, donde germinan. Cuando maduran, estas pequeñas plantas producen unos frutos que sirven como alimento para las hormigas. A cambio, éstas les proporcionan fertilizante. Aunque se desconoce exactamente cómo, se sospecha que lo hacen usando sus heces como abono.
En definitiva, la agricultura no es en absoluto algo único de los humanos. Y en particular, las hormigas son excelentes a la hora de cultivar su alimento. Si esto te ha parecido fascinante, agárrate fuerte, porque también hay hormigas ganaderas. Pero de eso ya hablaremos otro día.
*No he podido encontrar al autor original de la fotografía para poder reproducirla en el blog con su permiso, así que nos tenemos que conformar con verla en este link. Lo que veis es un nido de hormigas cortadoras de hojas en Brasil. Increíble, ¿no?